El Congreso que dejé ir

Karla Paniagua R.
2 min readNov 3, 2019

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Aún recuerdo el sonido de esa moneda fatal gritándome “¡sol!” En ese volado perdí una oportunidad que ya era mía.

Había concluido la universidad semanas atrás y el entonces Coordinador de la Licenciatura en Comunicación social de la UAM-X nos mandó llamar a una compañera y a mí.

“Tenemos un boleto de avión y gastos pagados para ir al Congreso Internacional de la Lengua Española en Zacatecas, pónganse de acuerdo para ver quién va”. Mi compañera tenía 9, yo 9.8 de promedio. Le propuse que echáramos un volado y perdí.

Un momento, ¿qué pasó aquí?, ¿por qué dejé al azar una decisión que se pudo haber tomado con base en argumentos? Aunque por décimas, mi promedio era más alto, ¿por qué no fui más aguerrida? Por zoquete, por eso.

Ella fue a Zacatecas y atestiguó el histórico discurso inaugural de García Márquez, además de disfrutar todo el Congreso y las fiestas que le acompañaron. Yo me quedé en la biblioteca, imaginándola feliz de la vida, rumiando mi fracaso.

De aquel episodio trágico aprendí que si dejaba a la suerte esas decisiones relevantes, pronto estaría viviendo abajo de un puente.

Pasaron los años, logré mantenerme con vida, convertirme en un ser productivo e independiente. Me encontraba en la salida de Zona MACO 2009. Estaba desparramada en una banca, esperando a mi acompañante, cuando un caballero de avanzada edad se sentó a mi lado.

Nos pusimos a conversar, se llamaba Pal. Esa conversación me devolvió la energía y la fe en la humanidad. Debió pasar una hora porque nos dio tiempo de abordar muchos temas, “Maestro Kepenyes, lo estábamos buscando, todo está listo para su recepción”, le dijo un agitado líder del entourage que de repente lo rodeó.

Pal Kepenyes se levantó, me dijo “¿quiere venir con nosotros?” y yo decliné la oferta. El maestro desapareció en medio de una nube de asistentes y flashazos, no sin antes darme su tarjeta de presentación esculpida en bronce, que todavía conservo.

La sensación de que estaba dejando ir una oportunidad extraordinaria volvió a mí de golpe. Por un momento pensé en cambiar de parecer y unirme a la parvada de Kepenyes, pero luego recordé que estaba exhausta tras recorrer toda la exhibición y el gaznápiro que me acompañaba seguía extraviado, así que esperé un poco más y después de un rato, me fui a casa.

Esta vez no me arrepentí (había departido con Kepenyes por largo rato, hablamos de su obra y de la vida sin que nadie nos molestara), pero recordé la historia del Congreso y la importancia de mantenerse alerta ante las oportunidades extraordinarias.

En ocasiones, me enfrento a dilemas que se parecen a ese boleto del Congreso que dejé ir. En esos casos, me pregunto cuáles son mis recursos, si esa oportunidad en cierto sentido ya me pertenece y basta con dar el empujón para alcanzarla.

¿Te ha sucedido algo así?

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Karla Paniagua R.
Karla Paniagua R.

Written by Karla Paniagua R.

Coordinadora de estudios de futuros y editora en centro.edu.mx

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